lunes, 25 de mayo de 2009

El Imperio Del Fuego

Ésta es una película que recomiendo para pasar una tarde tranquilo en el sofá. No es que sea una gran película, artísticamente hablando, pero creo que reune lo necesario para no defraudar excesivamente al espectador -que eso ya es mucho más que la gran mayoría-.
Y es que al terminar la película, por lo menos a un servidor, se te queda un sabor raro en la boca. Como si se esperase más de lo que al final ofrece.
Empieza la historia siguiendo a un chiquillo. Vemos como entra en una obra en Londres -sin casco ni nada. ¡Cómo les pillen los de la prevención de riesgos se cagan!- en donde trabaja su madre en las profundidades de la misma. Se diría que como poco están haciendo el metro. Pues se topan con una cueva recóndita, oculta al paso del tiempo y en ella un dragón. Que como que no ha habido obras en Londres como para descubrir ahora un dichoso dragón.
Además despierta justo cuando el chiquillo entra en su cueva, pero vamos... aceptemoslo porque sino no hay película que ver.
Este primer dragón aparece quemando todo -¡Eh tío, es que soy un dragón, ¿qué esperabas?-, hasta a su madre. Pronto procreará y hará la vida imposible a los humanos -a todos los humanos del globo terraqueo- hasta tal punto que casi los llevan a la extinción.
Con este bonito inicio, por lo menos prometedor, nos saltan unos años en el futuro para mostrarnos a grandes pinceladas como han sobrevivido los hombres a esta nueva invasión. Estos viven refugiados fuera de las ciudades, ocultos de los lagartos voladores.
El chiquillo ha resultado ser un lider de toda una comunidad. Un Christian Bale estupendo toma su papel de lider con un turbio pasado, arrepentido por su acción inicial, que intenta ante todo que todos sobrevivan en el castillo en donde estan refugiados.
Más tarde aparece una columna del ejército. Matthew McConaughey da vida a este sinpar personaje, mezcla de John Wayne y Rambo. Por supuesto se crean ciertas tirantezes entre los dos pero ahí está la gracia del film.
Por que no busqueis nada más. Cualquiera esperaría espectaculares batallas aereas entre los humanos y los dragones. Alguna batallita con sus explosiones y fogonazos bucales. Pero no las verás. Creo que son tres las escenas puras de acción. Por supuesto la primera es poco después de que aparezcan los uniformados -que más bien parecen mercenarios sacados de alguna película de los ochenta-. Y esto ocurre al minuto 39. El director ocupa un tercio de película para retratar la época -a su favor diré que lo realiza de una forma amena y entretenida-.
Luego ocurre algo gracioso. Ilógico para un gran estratega como debería ser el personaje Matthey McConaughey. Y digo gracioso porque da risa que caiga en una trampa semejante, sin embargo resulta un desastre para la esperanza de la humanidad.
Ni que decir tiene que al final todo se arregla con su batalla final, etc, etc..
Está claro que al director -o quizás fuera el guión así desde un principio- no le interesa excesivamente la acción en sí. Si no que se preocupa más de pintar el cuadro de sus personajes. Quizás en un intento de que el público empatize con ellos y se emocione más con el final. Bueno... quizás para alguién si lo consiguiera. Yo por mi parte -y eso que es una película que me gusta mucho- siempre me queda el amargo regusto del dulce del que se espera algo más. No sé, creo que con el mundo que se retrata bien se podría haber hecho una película épica, con todas sus letras, y por la parsimonía del responsable de turno se queda en simplemente una película para pasar el rato.

Ahora bien, se nota que la tegnología avanza un montón y los dragones son maravillosos. ¿O debería decir dragonas? Todas menos uno.
A falta de trailer aquí os dejo una escena. Buena muestra de esas "tirantezes" que os comentaba antes.





Por cierto; curiosa la representación teatral del Imperio Contraataca se cascan ante los inocentes chiquillos de la comunidad. ¿Que quereís que os diga? A mí me emocionó.

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