miércoles, 14 de abril de 2010

Percy Jackson y el ladrón del rayo.

Mitología actual vs Harry Potter

De eso trata la película, ni más ni menos. Imaginémonos que los antiguos dioses griegos existieran en la actualidad. Imaginémonos que siguen siendo tan aficionados a hechar una cana al aire como eran antes. Imaginémonos pues que pasaría con los frutos de esas húmedas actividades extraprofesionales -si es que a ser un dios le podemos llamar profesión-. Pues que estos bastardos -ateníendome sólo al significado literal de dicha palabra- serían perseguidos por los enemigos de sus padres y que para ello se monta un campamento de "recreo" para tan extensa prole.

La cosa se complica cuando alguien roba el rayo de Zeus -¡Toma ya! ¡Héchale huevos machote!- y éste, en su divina sabiduría no se le ocurre otra cosa que acusar al bastardo de Poseidon de robar esta magnífica arma y amenazar con la guerra. Vamos, que devanarse mucho los sesos no lo hizo no.

¿Adivinais quién es dicho bastardín? Pues Percy Jackson, claro. El cual descubre en los primeros 10 minutos de película su extraña ascendencia y se pronto se pone en faena.

No diré más de la trama para no spolear nada sobre la misma. Sólo os diré que merece la pena verla. De hecho ha sido como un soplo de aire fresco en una cartelera plagada de Narnias insulsas y Harry Potters aburridos.

El guión no es que sea muy complicado pero es en su sencillez donde más atractivo tiene. No tiene grandes efectos especiales tipo 2012 pero los que tienen son -para mi- perfectos y efectivos. El guión está bien apoyado en un plantel de actores -¿qué digo actores? ¡actorazos!- que decoran el celuloide con buenas interpretaciones. Aúnque siempre podríamos criticar un poco a la hija bastarda de Atenea.

Buen comienzo para una saga de películas que amenaza volver cada pocos meses a nuestras pantallas. Seguro que la esperaré con más interés que el Harry Potter o Crepúsculo. De Narnia ni hablo.

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