lunes, 2 de mayo de 2011

Ingenieros de Mundo Anillo, de Larry Niven

O Mundo Anillo 2.

Aprovechando el forzado reclutamiento impuesto por el mal tiempo de Semana Santa estos días de Sol y playa han pasado a ser flexo y sofá. en donde han dominado largas sesiones de lectura. Precavido ante el mal tiempo me llevé la PSP -para leer los libros que tengo dentro de ella, no para jugar- pero el descubrimiento de la novela que da título al post acaparó todo mi interés.

Recuerdo haber leído hace ¿décadas? el Mundo Anillo de Larry Niven del cual no me acuerdo de casi nada. Pero de lo que me acordaba era sobre todo la sensación de haber disfrutado de una buena novela de ciencia ficción.

Esta segunda parte nos lleva de regreso al Mundo Anillo 23 años después. Luis Wu, el único humano de expedición, es ahora un adicto al cable -te ponen un enchufe al cerebro, te conectas y toma placer instantáneo-. Es secuestrado junto a otro superviviente de la misión original por otro estrambótico alienígena con la absurda creencia de rescatar no se qué motor de transformación de plomo a energía y volver a su hogar con todos los honores perdidos.

El caso es que ni existe el susodicho motor ni el alienígena lleva el control de la misión, sólo una efímera ilusión de ello. Sin embargo Mundo Anillo se enfrenta a su destrucción. No desvelo nada si anuncio que todo se resuelve; Mundo Anillo sobrevive -con un gran coste de vidas- gracias a la actuación de nuestros heroes y el tema del secuestro pasa a un segundo plano para quedar todos contentos y felices -sin rencores ¿eh?-. No diré el cómo pues ahí está la gracia de la novela. Una buena novela de ciencia ficción que ha reavivado mis ganas por este género que tenía casi olvidado.

Quizás lo mejor para mi pobre gusto sea la recreación de ese mundo gigantesco. Sus extraños personajes y más extrañas situaciones. Dicen que no hay segundas partes buenas. Mentira. Además tenemos -sirva yo mismo como ejemplo- la ventaja de no necesitar leer la primera parte para entender esta novela. Aunque por supuesto siempre ayuda. Igual me apunto a leer los dos siguientes ¡qué demonios!

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