Continuando con la leyenda me interno en la catacumba de Sala de Geirmund en donde el malo del final es un muerto viviente de esos, arquero, medio cegato, que sufre un proceso de bilocación grave y hasta que no localizas su auténtico cuerpo gastas flechas como un capullo. Todavía no me creo que lo matara, porque siempre que estaba a punto de morir el mamón huía de mí y, ala, vuelta a empezar.
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| Para alcanzar uno de los balcones deberás usar el grito de poder. |
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| Muerto, al fin. |
Después de matar a este "mambrú", con los tres pedazos de amuleto en mi poder debía ir a arreglarlos a un lugar muy concreto en el oeste del mapa. Un lugar llamado Roca de la Cuenca, en una zona totalmente inexplorada para mí (de paso aprendí lugares nuevos).
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| miedo... aquí te vuelves a enfrentar con los fantasmas de los malosos que te has cargado antes en las tres catacumbas anteriores. Pero el amuleto merece la pena. |
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