domingo, 7 de febrero de 2016

Creed

Rocky 7, tras la sombra de Apolo Creed.


He tenido la fortuna, sí la fortuna, de poder ver la última entrega de la saga -o la primera de una nueva saga, según como se mire- del boxeador más famoso del celuloide. La verdad es que después de aquella maravillosa película de «La gran revancha» en la que Stallone y De Niro jugaban con su leyenda en el cuadrilatero del cine (el uno como el Sr. Balboa y el otro como Jake La Motta en Toro Salvaje) algo se olía.

Y Rocky ha colgado los guantes para pasarse al sector más relajado que es el del entrenador. Dejando paso así a las nuevas figuras con sangre nueva y moderna. ¿Moderna? Lo pregunto porque se la saga empezó en los setenta los jovenes no han cambiado mucho. Siguen siendo estúpidos y realizan cosas estúpidas comportándose con la estupidez de la inmadurez de aquel que busca su lugar en el mundo desembarazándose de la losa que supone para el chico el apellido de su padre. Pues el chaval no es otro que el hijo de Apolo Creed. Aquel que murió a base de puñetazos en Rocky IV; primero rival de Rocky y luego amigo a partir de la tercera entrega.

No añadiré mucho más de la historia pues con un poco de visión ya sabréis de que va a ir la cosa. Lo que sí que puedo apuntar que sus dos horas pasan de forma amena, con un pequeño bajón de interés por la zona media -comprensible por otra parte-. La dirección es sin duda lo mejor de esta película. Una dirección con la cual la historia sería otra del montón y, para un servidor, llega a su culmen cuando nos muestra el primer combate de 'minicreed' bajo la tutela de Balboa. Por cierto, para los más curiosos, hay un guiño al primer juego de Rocky de los 80. ¿Sabríais localizarlo?

Los actores cumplen. La verdad que tampoco son una maravilla -quizás sea por el doblaje-. Para mí la mejor ella, Tessa Thompson.

En resumen: no se necesita ser fan de rocky o las películas de boxeo para disfrutar esta maravilla.
Lo mejor: la dirección.
Lo peor: me temo que no habrá un rocky 8.



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