viernes, 16 de junio de 2017

Hasta el último hombre


Hazaña en el Pacífico.


Mel Gibson ha vuelto. ¡Y cómo se echaba en falta! Era necesaria su vuelta. Solo él y pocos más podrían conseguir que una película como esta tuviera la calidad necesaria para destacar. Mel no solo ha demostrado a lo largo de su carrera ser un buen actor -con sus defectos, por supuesto- si no que con cuatro películas (esta es la quinta) alcanzó el estatus de Maestro. Un estatus que le valió su oscar a la mejor película y oscar al mejor director con su segunda película (Braveheart) y que ha demostrado con sus siguientes películas que no fueron fruto de la casualidad. Nadie recuerda ya al Kevin Costner director (todavía dudo de que él dirigiera Bailando con lobos y que no fuera Kevin Reynolds) pero Mel sigue fuerte y acaba de dar un puñetazo en la mesa para dejar claro que sigue mandando, cuando le dejan.

No nos engañemos, es una película de guerra y como tal veremos lo típico de estas películas. Pero la película solo se situa en la Segunda Guerra Mundial por rigor histórico -pues es un hecho real lo que aquí se nos cuenta-. Bien podría valer cualquier otra guerra. Pues lo que trata la película es de una persona en particular que como objetor de conciencia se negó a coger ningún arma, ni para entrenar, y sin embargo fue como todos los jóvenes de aquella época a primera línea de batalla en el Pacífico. Siendo así artífice de un acto de valor sin precedentes.

Resumida la historia en el párrafo anterior indicaré que la película se divide en dos partes bien diferenciadas -el entrenamiento y la guerra- y que ninguna de ellas cae en el aburrimiento. Siendo la más difícil para mantener nuestra atención la primera parte sin embargo nos engancha sobremanera. Luego, durante la batalla, la acción nos envuelve y nos atrapa. No hay peligro de aburrimiento.
Los actores son sorprendentes. Incluso un Vince Vaughn que se aleja al lado opuesto de los papeles de gracioso al que nos tiene acostumbrados. El papel protagonista cae en Andrew Garfield sobre el cual solo tengo halagos. Ya va siendo hora de reivindicar su excelente papel en las dos Spiderman que le tocó hacer.

PD: recomendada cien por cien. 

Lo peor: su metraje que, aunque no se hace largo, quizás se hubiera podido acortar un poquito.
Lo mejor: la dirección, la vuelta de Mel Gibson tras las cámaras.

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